Hay cosas de esta época que va hasta las 11 años que no quiero olvidar. En general son malas experiencias que no sé si me han marcado en mayor o menor medida o si sólo han sido vivencias. En esta etapa soy muy inconsciente de todo (todavía hoy soy muy inconsciente de todo).
Recuerdo vagamente un mes entero en la cama porque tuve una inflamación de cadera y recuerdo agujas con electricidad en mis piernas para revitalizar los músculos. No recuerdo dolor. Mi madre me traía la comida a la cama en una mesita especial.
Recuerdo vacaciones en Torrevieja y a Canuto, el perro del vecino, que se ponía muy contento cuando le dejaba caer desde mi casa queso y pan todas las mañanas. Mi abuela me compró una camiseta del barça, con el nombre de Cruiff y su 10. Recuerdo un chaval mayor que me puso de portero en un callejón y me pegaba pelotazos. Recuerdo al panadero que traía a casa el pan todos los días y recuerdo a cámara lenta a mi hermana atropellada por un coche. Mario iba todavía en carrito. Clara subió del golpe unos 4 o 5 metros, rebotó en el capó y cayó por el lado de la puerta del copiloto. Durante 5 segundos estuvo muerta, pero de repente llegó a gatas hasta la acera sin apenas un rasguño. Mi madre pagó las consecuencias con un estado de nervios que le hizo perder el pelo a puñados… menos mal que no se quedó calva y pudo recuperar su melena… ah, claro, y menos mal que no le pasó nada a Clara. También recuerdo unas enormes tortugas de tierra en un jardín de unos vecinos de Orihuela que también veraneaban por allí y recuerdo un gitano del que me hice amigo y jugábamos a la petanca en la parcela de su casa. Se pegó un día con la bola de hierro en la cabeza y lloró mucho. Tenían girasoles y comíamos juntos muchas pipas (de girasol por supuesto). Recuerdo pasar una semana entera haciendo un dibujo para mi hermana, era una abuelita que quería regalarle para su cumple, gasté todo el bloc hasta que me quedó como yo quería… el día de su cumple se lo di y nada más verlo lo rompió diciendo que era una mierda, ese día lloré yo. Recuerdo que nos llevábamos regular pero que la quería mucho. Recuerdo el Gran héroe americano, el coche fantástico, el alcón callejero y muchos dibujos animados guays como la cometa blanca y pequeño Rui. También recuerdo en el chalet de mis primos que nos divertíamos mucho. Un día empuje a Clara al fondo de la piscina jugando y enseguida me acordé de que ella no sabía nadar todavía y por eso no salía a flote. Me lancé a salvarla y me bebí media piscina. Ella lloraba, yo tosía.
Recuerdo también Villena. En Villena vivían mis abuelos y mi tío. Allí pasaba buenos momentos. Mi tío tenía juguetes muy guays que yo no tenía en casa y hacíamos muchas cosas. Allí aprendí a montar en bici a base de tortazos. Recuerdo el teléfono de la casa de Villena… había que hablar con la telefonista para que te pusiera con la persona que deseabas hablar. Recuerdo que una chica más mayor venía a verme todos los días. Se llamaba Gloria. Sólo recuerdo su nombre y que vivía cerca y me caía muy bien. Recuerdo el sarampión.
Recuerdo un campamento de verano (no de los scouts) en el que un chaval mayor entró en la tienda por la noche y se acostó a mi lado y empezó a manosearme la pollina. Le pregunté si tenía frío y si quería mi sábana. No dijo palabra y me volvió a meter mano. Me cambié de sitio dentro de la tienda entre los dos amigos más mayores que tenía. Ya no sé si le tocó la pichulina a quien tuviera entonces al lado o si se tocó la suya. Recuerdo que esa noche no dormí.
Recuerdo besos de mis padres y algún guantazo que otro… recuerdo el trapo de cocina de mi madre.
Recuerdo que no me gustaban los besos y que no me gustaba que mi madre me peinara todos los días y me echara colonia en la cabeza. Recuerdo que a mi madre un día, cuando terminó de peinarme, le dio por besarme muy fuerte y yo le di un guantazo. Se fue a la cama llorando y recuerdo que me arrepentí… lo recuerdo aún y me arrepiento todavía. No recuerdo el día en que mi padre me dio una tunda… no sé si porque me dejó inconsciente o era inconsciente.
Recuerdo un elefante de un circo de San Juan al que iba a acariciar cuando mis padres dormían la siesta. Recuerdo unos recreativos y una máquina que me gustaba mucho.
Recuerdo a muchos niños de mi urbanización y jugar a polis y a cacos, a tirarnos piedras, al pollito inglés, a ir haciendo equilibrio por los hierros de las jardineras, a saltar las escaleras de un salto… recuerdo recorrerme todos los bares de los alrededores para que me guardaran las chapas de los botellines para mis equipos de fútbol y de ciclismo de chapas. Recuerdo grabarme las alineaciones de cualquier equipo de fútbol y preparar las chapas. Recuerdo juguetes:
En Orihuela pedí en Navidad un camión lleno de dinero y mis padres me regalaron un camión lleno de monedas de chocolate.
Recuerdo en San Isidro un coche a pedales que era la caña.
Recuerdo las trastadas que hacía con el Quimicefa. Especialmente la bomba fétida.
Recuerdo la caldera de leña y recuerdo el pan de obleas… también recuerdo la teta de Sabrina en Eurovisión.
Recuerdo grandes partidas de canicas en Catral… y muchos nenes viniendo a mi casa a verme…. Para jugar a una consola que tenía mi tío cuando no existían. Recuerdo "el juego del pico" como el mejor juego de todos.
Recuerdo que no había peligro en nada de lo que hiciera y recuerdo haberme hecho daño muy pocas veces aunque me lo hiciera muchas. Me asombra pensar que con 8 años podía ir solo por la calle, que mis padres me lo permitieran y que no hubiera peligro ni con los coches ni con las personas.
Recuerdo muchos sueños. Sueños de monstruos, de guerras, de muerte, recuerdo una voz extraña que me hablaba y me hacía pasarlo realmente mal. También recuerdo algún sueño guay como el de la escuela de volar. Era una sala grande donde nenes superdotados para el vuelo recibíamos las primeras lecciones. Supe entonces que no era yo el único nene con auténticos poderes para el vuelo. Que no era yo tan especial, que existían más como yo. Supe que algún día conocería a esos nenes de verdad y no en sueños. Recuerdo ese sueño como si hubiese visto una película. Todos corriendo por una sala enorme agitando los brazos muy rápido hasta que despegábamos… había chavales que lo hacían sin dificultad. Ese sueño lo tuve varias veces y lo tuve también jugando a polis y cacos para liberar a la gente de la cárcel.
Recuerdo que mi abuelo y mi bisabuela pasaron a mejor vida. Recuerdo a la bisabuela postrada en la cama siempre y a mi abuelo que me quería mucho lanzando caramelos desde su balcón del hospital después de su primera operación de corazón. Recuerdo que ese día mi padre nos enseñó con un globo y una botella de litro de agua a hacer un lanzapelotas.
Recuerdo el día en que le pedí un cigarro a mi padre estando en la playa y me dijo que probara su Ducados... me puse lívido y tosí más que el día de la piscina. Nunca he fumado y siempre me ha molestado el humo.
Y recuerdo, cuando me llevaron al hospital porque me dolía la barriga. Todos los médicos que venían a verme decían que era apendicitis. Un señor le dijo a mis padres, “ahora vendrá la doctora que tiene que decidir si operan al niño o no”. Me acojoné tanto que cuando vino la doctora la barriga dejó de dolerme (o el apéndice dejó de inflamarse). Y este apéndice ya va terminando.
No pensaba que pudiera recordad tanto. Mando recuerdos a todos los que formaron parte de esa etapa y a los que ya no recuerdo.